Se refiere al movimiento en escultura británica de aproximadamente 1870 a alrededor de 1920 que tuvo por objetivo revivir la calidad de la escultura británica. Visto como un alejamiento del conservativismo e insipidez del Neoclasicismo, el estilo se caracteriza por un mayor realismo, una tendencia hacia el simbolismo y fantasía, el uso de temas no-clásicos y el empleo de otros materiales distintos del mármol.
