Se refiere al estilo que se desarrolló en las cortes francesas y Burgundian a mediados del siglo XIV y que se extendió ampliamente en Europa occidental por aproximadamente el 1425. El estilo se manifiesta principalmente en arte no-monumental, que incluye pinturas de tablero, miniaturas, ilustración de manuscritos, esmaltes, bordados y vidriera de colores. El estilo se caracteriza por una fluida elegancia, un refinamiento curvilíneo, una forma humana flexible, alargada, alegría y un nuevo interés en temas seculares.