Se refiere al comienzo del estilo arquitectónico gótico en Inglaterra, acuñado por el arquitecto inglés y anticuario, Thomas Rickman, a principios del siglo XIX. Se refirió originalmente principalmente a tracería de ventanas, pero ahora se sobreentiende que se aplica más ampliamente al estilo. El estilo es evidente a finales del siglo XII y se caracteriza por el uso del arco puntiagudo, largas ventanas estrechas sin parteluz, un diseño rectangular, y una silueta baja quebrada sólo por numerosos gabletes.