Alfombras de fines de siglo XVII y XVIII, que se cree que son originarias del Cáucaso, frecuentemente se caracterizan por una depresión natural de dos niveles en la urdimbre de la lana, las tramas de lana a menudo teñidas de rojo y anudadas con nudos simétricos; el campo de diseño consiste en repetir un modelo de celosía direccional de gotas hechas en formas de hojas puntiagudas que encierran dragones estilizados.