Lóriga hecha de escamas de bronce o hierro sobrepuestas, atadas a uns base de piel o tejido fuerte; típicamente dispuestas en filas horizontales e imbricadas, como los tejas de los tejados, para evitar agujeros. Su uso fue adoptado por los romanos hacia, al menos, el siglo IV a. C., y se continuó hasta el siglo IV d. C.