Envases cilíndricos que contienen una carga de pólvora y una bala o una cantidad de tiros para un solo disparo desde un arma de fuego; aparecieron por primera vez en las postrimerías del siglo XVI. Los primeros ejemplares tenían envases de papel, cartón o lino que se encendían externamente, mientras que los más recientes tienen envases de metal o plástico, y cuentan con su propio mecanismo de encendido, como por ejemplo un pistón, en un extremo.