Bayonetas provistas de una hendidura que se calzaba sobre la boca del cañón asegurándose mediante una abrazadera y un tornillo, manteniendo la bayoneta paralela al cañón, pudiendo el arma de fuego dispararse aún cuando la bayoneta permaneciera fija. Introducidas en el último cuarto del siglo XVII, devinieron la forma más popular, continuando en uso hasta fines del siglo XIX.